ivanna pietrucci


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 saben que he estado trabajando mucho aqui y alla y bueno al final del dia siempre me parece interesante compartirle un poco sobre los tipos de neumonia espero que puedan disfrutar del siguiente articulo

Manifestaciones clínicas

(Neumonías adquiridas en la comunidad). Tradicionalmente se ha considerado que existían 2 síndromes diferentes, las presentaciones típica y atípica. Aunque datos recientes sugieren que estos 2 síndromes pueden ser menos distintos de lo que se pensaba.

·        El síndrome de Neumonía Típica: se caracteriza por la aparición brusca de fiebre, tos acompañado de esputo purulento, y posiblemente, dolor torácico pleurítico. En la exploración física es posible encontrar signos de condensación pulmonar (matidez, aumento de frémito, egofonía, ruidos bronquiales y estertores) en las zonas correspondientes a las anomalías radiográficas.

·        El síndrome de Neumonía Atípica: se caracteriza por un comienzo más gradual, tos seca, predominio de síntomas Extra pulmonares (tales como cefalea, mialgias, fatiga, dolor de garganta, náuseas, vómitos y diarrea) y anomalías en las radiografías de tórax a pesar de los mínimos signos de afectación pulmonar observados en la exploración física, aparte de los estertores. La Neumonía producida por Mycoplasma, puede verse complicada por eritema multiforme, anemia hemolítica, miringitis bullosa, encefalitis y mielitis transversa. En la Neumonía por C. pneumoniae, son relativamente frecuentes el dolor de garganta, la ronquera y las sibilancias. El síndrome de neumonía atípica en un paciente con antecedentes de conductas que le ponen en riesgo de infección por VIH sugiere una infección Pneumocystis. Estos pacientes pueden presentar infecciones intercurrentes por otros patógenos oportunistas, tales como aftas debidas a Candida albicans o las úlceras perineales extensas debidas al virus del herpes simple.

Neumonías Hospitalarias: Los pacientes con neumonía hospitalaria a menudo suponen un reto diagnóstico. Los criterios usuales, que comprenden infiltrados pulmonares nuevos o progresivos, secreciones traqueobronquiales purulentas, fiebre y leucocitos, a menudo son pocos fiables en estos pacientes con frecuentes enfermedades pulmonares previas, tubos endotraqueales que irritan la mucosa traqueal u otros problemas capaces de causar una fiebre y leucocitosis. Los pacientes con neumonía hematógena por S. aureus pueden presentar únicamente fiebre y disnea. En estos pacientes la respuesta inflamatoria está limitada inicialmente al intersticio pulmonar. Solamente aparece tos, producción de esputo y signos de condensación pulmonar una vez que la infección se extiende a los bronquios. Estos pacientes suelen estar gravemente enfermos, con infección intravascular además de la neumonía, y pueden presentar signos de endocarditis, por ejemplo, soplos cardíacos, lesiones de Janeway, nódulos de Osler y petequias.

Neumonía por absceso pulmonar por anaerobios: Aunque los anaerobios orales aspirados pueden producir inicialmente un proceso infiltrativo, finalmente dan lugar a esputo pútrido, necrosis tisular y cavitación pulmonar. La evolución clínica de un absceso anaerobio polimicrobiano es indolente en las 3 cuartas partes aproximadamente de los pacientes y se asemeja a la de una tuberculosis pulmonar, esto es, tos, disnea, escalofríos, fiebre, sudoración nocturna, pérdida de peso, dolor torácico pleurítico y esputo teñido de sangre durante varias semanas o más. En otros pacientes la enfermedad puede ser de forma más aguda. Los pacientes con abscesos anaerobios suelen ser propensos a la aspiración del contenido orofaríngeo y a padecer enfermedades periodontarias. Uno de los anaerobios orales, una especie de Actinomyces, produce un proceso necrosante fibrótico crónico que atraviesa los planos tisulares y puede afectar al espacio pleural, costillas, vértebras y tejido subcutáneo, con secreción final de gránulos de azufre (masas bacterianas macroscópicas) a través de la piel (empiema necessitatis).

Causas de cavitaciones pulmonares:
Infecciosas:
·        Bacterias: Anaerobios orales (especies de bacteroides, fusobacterias, especies de Actinomyces, cocos anaerobios y microaerófilos), bácilos entéricos aerobios gramnegativos, P. aeruginosa, especies de Legionella, S. aureus, S. pneumoniae  tipo III, M. Tuberculosis, especies de Nocardia.
·        Hongos: Histoplasma capsulatum, Coccicoides immitis, especies de Blastomyces.
No Infecciosas:
·        Neoplasias, granulomatosis de Wegener, infarto, bullas y quistes infectados.

Diagnóstico. Radiología: Las radiografías de tórax permiten confirmar la presencia y localización del infiltrado pulmonar, valorar la extensión de la infección pulmonar, detectar la presencia de afectación pleural, cavitación pulmonar o linfadenopatías hiliares y calibrar la respuesta al tratamiento antimicrobiano. No obstante, las radiografías de tórax pueden ser normales en los pacientes incapaces de organizar una respuesta inflamatoria (p ej: agranulocitosis) o al principio del proceso infiltrado (p ej: neumonía hematógena por S. aureus, Neumonía por neumocystis en pacientes con SIDA).
La localización anatómica del proceso inflamatorio según se visualiza en las radiografías de tórax posee ocasionalmente implicaciones diagnósticas. La mayor parte de los patógenos pulmonares produce lesiones focales. Una distribución multicéntrica sugiere una infección hematógena, en cuyo caso debe investigarse la existencia de infecciones remotas, tales como endocarditis y tromboflebitis. La neumonía hematógena, consecuencia de la embolización séptica en pacientes con tromboflebitis, endocarditis derecha, o de bacteriemia en los pacientes con endocarditis izquierda, aparece en la radiografía de tórax como múltiples zonas de infiltración pulmonar que posteriormente pueden cavitarse. Una distribución difusa sugiere P. carinii, citomegalovirus, sarampión o herpes zoster, los 2 últimos diagnosticados por la erupción que siempre acompaña a la neumonía. La pleuritis y el aumento de tamaño de los ganglios hiliares son raros en la neumonía por pneumocystis y citomegalovirus; su presencia sugiere otra etiología. Las lesiones difusas en los pacientes inmunocomprometidos sugieren también la posibilidad de legionelosis, tuberculosis, histoplasmosis, o de una infección por Mycoplasma o diseminada por Strongyloides.
En los casos que evolucionan sin complicaciones no es necesario repetir las radiografías de tórax antes del alta, ya que la resolución de los infiltrados pueden tardar hasta 6 semanas desde el comienzo. No obstante, los pacientes que no responden clínicamente, que presentan derrame pleural en el momento del ingreso, sospechosos de neumonía post - obstructiva o que están infectados por ciertos patógenos (p ej: S. aureus, bacilos aerobios gramnegativos o anaerobios locales) necesitan una vigilancia más extensa. En ocasiones, la tomografía computarizada (TC) puede resultar especialmente útil para distinguir entre procesos diferentes, por ejemplo, derrame pleural frente a condensación pulmonar subyacente, adenopatía hiliar frente a masa pulmonar, o absceso pulmonar frente a empiema con nivel hidroaéreo.


Comunitaria
Hospitalaria
Mycoplasma Pneumoniae
Bacilos entéricos Gramnegativos
Streptococus Pneumoniae
Pseudomonas Auriginosas
Haemophilus Influenzae
Staphylococus Aureus
Chlamydia Pneumoniae
Anaerobios Orales
Legionela Pneumophila

Anaerobios orales

Moraxella Catarrhalis

Pneumocitys Carini

Especies de Nocardia

Virus de la gripe

Citomegalovirus

Virus del Sarampios
Virus del Herpes Zoster