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saben que he estado trabajando mucho aqui y alla y bueno al final del dia siempre me parece interesante compartirle un poco sobre los tipos de neumonia espero que puedan disfrutar del siguiente articulo
Manifestaciones clínicas
(Neumonías adquiridas en la comunidad).
Tradicionalmente se ha considerado que existían 2 síndromes diferentes, las
presentaciones típica y atípica. Aunque datos recientes sugieren que estos 2
síndromes pueden ser menos distintos de lo que se pensaba.
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El síndrome de Neumonía Típica: se
caracteriza por la aparición brusca de fiebre, tos acompañado de esputo
purulento, y posiblemente, dolor torácico pleurítico. En la exploración física
es posible encontrar signos de condensación pulmonar (matidez, aumento de
frémito, egofonía, ruidos bronquiales y estertores) en las zonas
correspondientes a las anomalías radiográficas.
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El síndrome de Neumonía Atípica: se
caracteriza por un comienzo más gradual, tos seca, predominio de síntomas Extra
pulmonares (tales como cefalea, mialgias, fatiga, dolor de garganta, náuseas, vómitos
y diarrea) y anomalías en las radiografías de tórax a pesar de los mínimos
signos de afectación pulmonar observados en la exploración física, aparte de
los estertores. La Neumonía producida por Mycoplasma, puede verse complicada
por eritema multiforme, anemia hemolítica, miringitis bullosa, encefalitis y
mielitis transversa. En la Neumonía por C. pneumoniae, son relativamente
frecuentes el dolor de garganta, la ronquera y las sibilancias. El síndrome de
neumonía atípica en un paciente con antecedentes de conductas que le ponen en
riesgo de infección por VIH sugiere una infección Pneumocystis. Estos pacientes
pueden presentar infecciones intercurrentes por otros patógenos oportunistas,
tales como aftas debidas a Candida albicans o las úlceras perineales extensas
debidas al virus del herpes simple.
Neumonías Hospitalarias: Los pacientes
con neumonía hospitalaria a menudo suponen un reto diagnóstico. Los criterios
usuales, que comprenden infiltrados pulmonares nuevos o progresivos,
secreciones traqueobronquiales purulentas, fiebre y leucocitos, a menudo son
pocos fiables en estos pacientes con frecuentes enfermedades pulmonares
previas, tubos endotraqueales que irritan la mucosa traqueal u otros problemas
capaces de causar una fiebre y leucocitosis. Los pacientes con neumonía
hematógena por S. aureus pueden presentar únicamente fiebre y disnea. En estos
pacientes la respuesta inflamatoria está limitada inicialmente al intersticio
pulmonar. Solamente aparece tos, producción de esputo y signos de condensación
pulmonar una vez que la infección se extiende a los bronquios. Estos pacientes
suelen estar gravemente enfermos, con infección intravascular además de la
neumonía, y pueden presentar signos de endocarditis, por ejemplo, soplos
cardíacos, lesiones de Janeway, nódulos de Osler y petequias.
Neumonía por absceso pulmonar por
anaerobios: Aunque los anaerobios orales aspirados pueden producir inicialmente
un proceso infiltrativo, finalmente dan lugar a esputo pútrido, necrosis
tisular y cavitación pulmonar. La evolución clínica de un absceso anaerobio
polimicrobiano es indolente en las 3 cuartas partes aproximadamente de los
pacientes y se asemeja a la de una tuberculosis pulmonar, esto es, tos, disnea,
escalofríos, fiebre, sudoración nocturna, pérdida de peso, dolor torácico
pleurítico y esputo teñido de sangre durante varias semanas o más. En otros
pacientes la enfermedad puede ser de forma más aguda. Los pacientes con
abscesos anaerobios suelen ser propensos a la aspiración del contenido
orofaríngeo y a padecer enfermedades periodontarias. Uno de los anaerobios
orales, una especie de Actinomyces, produce un proceso necrosante fibrótico
crónico que atraviesa los planos tisulares y puede afectar al espacio pleural,
costillas, vértebras y tejido subcutáneo, con secreción final de gránulos de
azufre (masas bacterianas macroscópicas) a través de la piel (empiema
necessitatis).
Causas de cavitaciones pulmonares:
Infecciosas:
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Bacterias:
Anaerobios orales (especies de bacteroides, fusobacterias, especies de
Actinomyces, cocos anaerobios y microaerófilos), bácilos entéricos aerobios
gramnegativos, P. aeruginosa, especies de Legionella, S. aureus, S. pneumoniae tipo III, M. Tuberculosis, especies de
Nocardia.
·
Hongos: Histoplasma
capsulatum, Coccicoides immitis, especies de Blastomyces.
No Infecciosas:
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Neoplasias, granulomatosis de Wegener,
infarto, bullas y quistes infectados.
Diagnóstico. Radiología: Las
radiografías de tórax permiten confirmar la presencia y localización del
infiltrado pulmonar, valorar la extensión de la infección pulmonar, detectar la
presencia de afectación pleural, cavitación pulmonar o linfadenopatías hiliares
y calibrar la respuesta al tratamiento antimicrobiano. No obstante, las
radiografías de tórax pueden ser normales en los pacientes incapaces de
organizar una respuesta inflamatoria (p ej: agranulocitosis) o al principio del
proceso infiltrado (p ej: neumonía hematógena por S. aureus, Neumonía por
neumocystis en pacientes con SIDA).
La localización anatómica del proceso
inflamatorio según se visualiza en las radiografías de tórax posee
ocasionalmente implicaciones diagnósticas. La mayor parte de los patógenos
pulmonares produce lesiones focales. Una distribución multicéntrica sugiere una
infección hematógena, en cuyo caso debe investigarse la existencia de
infecciones remotas, tales como endocarditis y tromboflebitis. La neumonía
hematógena, consecuencia de la embolización séptica en pacientes con
tromboflebitis, endocarditis derecha, o de bacteriemia en los pacientes con endocarditis
izquierda, aparece en la radiografía de tórax como múltiples zonas de
infiltración pulmonar que posteriormente pueden cavitarse. Una distribución difusa
sugiere P. carinii, citomegalovirus, sarampión o herpes zoster, los 2 últimos
diagnosticados por la erupción que siempre acompaña a la neumonía. La pleuritis
y el aumento de tamaño de los ganglios hiliares son raros en la neumonía por
pneumocystis y citomegalovirus; su presencia sugiere otra etiología. Las
lesiones difusas en los pacientes inmunocomprometidos sugieren también la
posibilidad de legionelosis, tuberculosis, histoplasmosis, o de una infección
por Mycoplasma o diseminada por Strongyloides.
En los casos que evolucionan sin
complicaciones no es necesario repetir las radiografías de tórax antes del
alta, ya que la resolución de los infiltrados pueden tardar hasta 6 semanas
desde el comienzo. No obstante, los pacientes que no responden clínicamente,
que presentan derrame pleural en el momento del ingreso, sospechosos de
neumonía post - obstructiva o que están infectados por ciertos patógenos (p ej:
S. aureus, bacilos aerobios gramnegativos o anaerobios locales) necesitan una
vigilancia más extensa. En ocasiones, la tomografía computarizada (TC) puede
resultar especialmente útil para distinguir entre procesos diferentes, por
ejemplo, derrame pleural frente a condensación pulmonar subyacente, adenopatía
hiliar frente a masa pulmonar, o absceso pulmonar frente a empiema con nivel
hidroaéreo.
Comunitaria
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Hospitalaria
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Mycoplasma Pneumoniae
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Bacilos entéricos Gramnegativos
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Streptococus Pneumoniae
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Pseudomonas Auriginosas
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Haemophilus Influenzae
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Staphylococus Aureus
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Chlamydia Pneumoniae
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Anaerobios Orales
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Legionela Pneumophila
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Anaerobios orales
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Moraxella Catarrhalis
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Pneumocitys Carini
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Especies de Nocardia
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Virus de la gripe
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Citomegalovirus
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Virus del Sarampios
Virus del Herpes Zoster
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